Dibujo de la portada: Carolina Domínguez
Zodiaca que no es un nombre sino la expresión de un mundo
constelación, una conjugación de niña que sale del cuarto, de la literatura y arriesga
su ensanche en el decir, cuando algo se dice así se libera del enseñoramiento
de la literatura, cuando algo se dice además, le devuelve el papiro al niño, es
decir fronteras trizables, para trazar un mapa, es decir un juego en el estilo,
en el dibujo. Zodiaca está poblada
por niñas, por desbordes de mundo entre las grietas de una literatura que ni siquiera
se añora, se ha puesto a navegar entre palabras por extensiones de nubes,
playas o mar, esto es un anchamiento del decir: convocar reuniones de niños,
niñas, esporas de personajes rítmicos. Zodiaca
tus dioses migratorios son animales, plantas, minerales desde su extrañeza y su
maravilla, contrapuntos. El jardín concebido como orden, como historia, ha
desaparecido. Lo continental como orden mundial igualmente, y por eso es que la
tierra se hace extensa otra vez, geografía a la deriva. Así pasado el cataclismo y el grito que libera
a los infinitos, Zodiaca dibuja sus
terrenos de niñez, que nos dice haciendo, ritmando sus mapas. Esta es una nueva
superficie para escribir desde el júbilo.
Yaxkin Melchy